Puerto Deseado: comerciantes atacaron a dos ladrones liberados tras un violento robo

Uno de los asaltantes fue apuñalado y el otro recibió un disparo. La liberación judicial desató la furia de los vecinos, que denuncian vivir en una ciudad cada vez más insegura y desprotegida.
Lo que empezó como un robo violento en un autoservicio terminó con un linchamiento vecinal que dejó dos heridos. Ocurrió el lunes 30 de junio en Puerto Deseado y volvió a poner sobre la mesa el reclamo de justicia por parte de comerciantes y vecinos que aseguran estar cansados de la impunidad.
Dos hombres armados irrumpieron ese día en el local “Búnker Autoservicio”, donde se llevaron la recaudación y luego ingresaron a la vivienda lindera, amenazando a los propietarios con cuchillos. “¡Estos tienen que estar presos!”, gritó desesperada la familia, mientras veían cómo su casa y su seguridad eran arrasadas en cuestión de minutos.
Horas después, la Policía logró detener a los sospechosos. Sin embargo, antes de que terminara el día siguiente, ya habían sido liberados por decisión judicial. La noticia fue el detonante de una reacción inmediata: un grupo de vecinos, muchos de ellos comerciantes, decidió salir a buscarlos por sus propios medios.
El resultado fue trágico. Uno de los ladrones terminó apuñalado, el otro fue herido de bala. Ambos están internados. La escena refleja un nivel de tensión social que va en aumento, en una ciudad donde, según denuncian los propios vecinos, “la Justicia no llega y la Policía no da abasto”.
“Esto no fue justicia, fue desesperación”, dijeron algunos testigos. La bronca venía acumulándose desde hace tiempo. Comerciantes aseguran que cada vez es más difícil sostener sus negocios por los robos constantes y la falta de respuestas judiciales. “El miedo dejó de ser una sensación para convertirse en una forma de vida”, relatan.
Las calles de Puerto Deseado se vacían temprano. Las persianas se bajan antes de que caiga el sol. Familias enteras se encierran en sus casas. Lo más preocupante, advierten, es que crece la sensación de que “nadie va a hacer nada”.
Mientras tanto, la Policía sigue investigando, pero las causas se estancan, las audiencias se postergan y las liberaciones se firman con rapidez. “La Justicia, en lugar de frenar el delito, se convirtió en un salvoconducto para quienes lo cometen”, aseguran desde el entorno de las víctimas.
“No se trata de mano dura, sino de que la ley se cumpla. Porque si la Justicia sigue ausente, cada vecino va a sentir que está solo. Y cuando eso pasa, lo que viene no es orden: es tragedia”, concluyen.
Por ahora, hay dos heridos. Pero la advertencia de los vecinos es clara: mañana puede haber un muerto. Y si eso ocurre, no será solo responsabilidad de quien empuñe un arma, sino también de cada causa que no avanza y de cada decisión judicial que deja en libertad a quienes siguen sembrando el miedo.