DESABASTECIMIENTO EN UN PAÍS PRODUCTOR DE PETRÓLEO

Aquella Argenzuela que alguna vez pensamos posible pero lejana, ese país que con el kirchnerismo en el poder proyectábamos como una mezcla de la Argentina naturalmente potente y pujante pero con politiqueros de cuarta emulando el mal ejemplo plantado por Venezuela después que el pueblo decidiera darle la espalda a la política y ganara el voto en blanco, eternizando a Chávez y a Maduro; aquella Argenzuela, hoy es posible.
Algunos no pueden ver los síntomas, aún, porque dentro de todos nosotros hay una resistencia natural negacionista que nos impide pensar en términos de catástrofe social. ¿Cómo un país del nivel de Argentina iba a ser arrastrado como hicieron los déspotas, chorros, insanos, ladrones y criminales de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, quienes hundieron a la hermosa, próspera, rica y floreciente Venezuela?. Era impensable o más bien, inadmisible.
Pero todos los datos fácticos de la economía cerrada, hiperinflacionaria, dirigida, con cepos, los índices sociales de pobreza, los cada vez peores índices de la industria, el endeudamiento atroz y la cada vez más aislada situación internacional, donde nuestro país es un deudor serial en “condición 5”, apuntan que hemos llegado al umbral de la venezualización de nuestro país o lo que, en términos políticos, sería la destrucción del aparato productivo, social y económico del país, debido a la impericia, la corrupción, el desmanejo financiero, económico y político que sufre nuestra querida Nación.
La rueda sigue girando y retroalimenta los vicios de nuestra propia clase política que a su vez aceleran la caída de la República. Todo es irreversible si no lo tomamos a tiempo, del cual queda cada vez menos. Y en el fondo, los responsables de estar como estamos, somos los propios argentinos que no sabemos elegir a quienes nos gobiernan, votamos con desidia, no exigimos, no controlamos, no denunciamos, no corregimos.
Ponemos a inútiles, mentirosos, chorros, narcos y hasta soportamos que los fulleros tomen la conducción del país, sin decir nada y esperando que la magia acomode todo y nos devuelva la felicidad, pero es la mafia, la que todos los días no ha quitado un poquito, hasta dejarnos como pasa ahora, sin nafta en el tanque.
La falta de combustible en el país es una metáfora de cómo estamos, dónde estamos y hacia dónde vamos: a ninguna parte. El desabastecimiento de combustible en un país donde la vaca murió hace tiempo y de poco vale que seamos la segunda reserva mundial de hidrocarburos, si no la podemos extraer, no la sabemos administrar o se la regalamos a holdings amigos que vienen de afuera a llevarse los recursos no renovables como el oro, la plata y ahora también el litio.
El desabastecimiento es un síntoma de un país en el ocaso. En Argentina falta todo. Un país cerrado, endeudado, sin producción propia, sin moneda y sin gobierno, tiene un destino tan incierto, que no permite ver el futuro claro y esperanzador de que un cambio político, podrá iniciar una nueva era.
En pocos días hay elecciones polarizadas y las opciones son decepcionantes. La argentina vive horas difíciles, pero todo indica que la reincidencia sigue siendo la opción y el modelo Venezuela que empobrece, castiga y atrasa ha venido para quedarse y los únicos que se salvarán son los Insaurraldes de la Argentina que los hay de a miles y como Maduro, viven llenos de oro, mientras el pueblo se muere de hambre.
Fuente: Agencia OPI Santa Cruz